En el año 1999 comenzamos con el desarrollo de una pequeña empresa familiar de productos gourmet basada en la pureza y riqueza natural de nuestra tierra: Barreal. Certificados orgánicos desde el año 2000, nuestros productos se cultivan, cosechan y procesan artesanalmente en la misma finca.
De Mi Campo es nuestra manera de compartir el privilegio de trabajar estas tierras, de estar en contacto con nuestras raíces, buscando reivindicar el valor de la artesanía y promulgar el valor de lo natural, de lo auténtico.
campos orgánicos
plantado entre montañas
aguas de deshielo
cosecha a mano
secado natural
envasado a mano
packaging sostenible
hecho con amor
Plantaciones en la Cordillera de los Andes, regadas por agua de deshielo. La cosecha de todas las variedades sucede entre los meses de diciembre y abril. Cuando llega ese momento, los frutos son seleccionados a mano, y durante los días de secado posteriores son dispuestos sobre mallas de acero ubicadas en lugares de la finca estratégicamente aireados y sombreados. A continuación sucede el proceso de despalillado, también realizado de modo manual. Cada línea de productos ha sido envasada y empaquetada de modo artesanal.
El cuidado diseño de nuestro packaging asegura la calidad y fidelidad permanente de los aromas y sabores, a la vez que transmite nuestro espíritu sostenible, natural y bon vivant.
De toda la vida, Cecilia, fundadora de De Mi Campo, ha sido una persona conocida por su generosidad y su amor por regalar. Siempre con unas tijeras, un canasto y mucha cinta, ella arma paquetes para cada unos de sus amigos y seres queridos… ramos de rosas, lavandas, jazmines, albahaca, bolsitas con cedrón, membrillos, cajas con tomates.. muchos tomates. Cada regalo es único. Ella maneja el arte de regalar y como alma de este proyecto, transmite esa esencia a nuestro ADN. Desde 1999, año en que comenzamos, somos especialistas en regalos, tanto particulares como para empresa. Armamos propuestas a medida y cuidamos cada detalle. Entendemos el “regalar” cómo dar una parte de uno mismo, y por eso, regalamos cordillera.